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Foto del escritorRamiro Parias

Cómo internet está cambiando a los consumidores


Internet está cambiando al consumidor

Internet está cambiando al consumidor


Las marcas aún están a tiempo de corregir sus malas conductas y prepararse para el futuro. La forma de comprar no será la misma en muy poco tiempo, por eso no podemos continuar haciendo publicidad de igual forma que en los 90s.

Ya había hablado de lo troglodita que me parece poner comerciales en canales digitales o, peor, como pre-rolls en YouTube.

Pero cambiar la forma de hacer marketing, no se limita a crear una campaña de redes sociales increíble. Sino a entender de qué forma están viviendo los consumidores y diseñar modelos de mercadeo que se adapten a sus nuevas necesidades. De otra forma la industria se colapsará y serán sólo los consumidores quienes desarrollen, fondeen y difundan los productos y servicios que quieran pagar.

En menos de 10 años “ser dueño” de cosas como un coche o un taladro será lo más anticuado del mundo. Porque, como explica Rachel Botsman, lo que necesitamos no es el taladro, sino el hoyo en la pared. O como ya sucede, no queremos discos, sino música y acceso inmediato e ilimitado a ella.

Esa inmediatez permea cada vez más, como requisito indispensable, en todos los servicios a los que accedemos. Y con eso en mente, resulta frustrante ver que muy pocas marcas tienen sitios de internet que funcionen en dispositivos móviles. O que, como todos los bancos en México, se confunda la movilidad con tener aplicaciones para usuarios; mientras mantienen portales que no funcionan en ningún teléfono.

Hay que tener en mente que las nuevas generaciones, y nosotros mismos, no entendemos la vida sin compartir experiencias con las personas a nuestro alrededor. Y buscamos en ellos (y no en las instituciones) solución a todos nuestros problemas y deseos.

El primer indicio irrefutable de que la forma de consumir está cambiando, lo vimos en la industria musical. Y hoy, en los países desarrollados, se presenta una disminución tanto en la compra de automóviles como en los kilómetros anuales recorridos en ellos; que ya está afectando a la industria automotriz.

Ambos casos son temas para columnas completas, pero ésas las escribiré el próximo año. Porque vienen vacaciones y en la playa no se escribe de negocios.

 Autor: Ana Marín

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